Además, cuanto mayor es el control corporal, mayor es la capacidad cerebral que puede dedicarse a otras actividades. Es decir, cuanto mayor sea la capacidad de un niño para realizar movimientos precisos y coordinados sin necesidad de utilizar un gran número de recursos cerebrales, mejor será el procesamiento de la información del entorno y de procesos superiores como el razonamiento o la atención.
Existen numerosas ramas que trabajan el movimiento como medio o como fin y es importante realizar una pequeña aclaración sobre los diferentes tipos de tratamientos motrices, ya que a pesar de encontrar numerosos puntos en común, la finalidad suele ser diferente:
Fisioterapia:
Se ocupa principalmente de problemas musculo-esqueléticos a nivel rehabilitador. Aunque sí existen terapias basadas en la evidencia neurológica como son la terapia Vojta o Bobath, éstas suelen estar dirigidas a patologías graves como parálisis cerebral, hemiplejías, hemiparesias u otras lesiones ocurridas a menudo en el periodo perinatal.
Psicomotricidad:
Trata de favorecer el desarrollo cognitivo mediante las acciones motrices, buscando una mejor comprensión del esquema corporal y el entorno.
Neuromotricidad:
Entiende las dificultades motrices como un signo observable de una mala organización neurológica y utiliza el movimiento como medio para realizar la reorganización pertinente.
Las etapas de Educación Infantil y Primaria son muy importantes en todo lo referente a la motricidad, ya que es en estos años cuando ha de producirse el establecimiento definitivo del control del propio cuerpo, para poder dirigir el aprendizaje al control del entorno.
Un tratamiento neuromotriz va dirigido a niños con torpeza motriz visible, tanto a nivel fino como grueso y que le impida realizar con eficacia cualquier tarea, ya sea desde la escritura hasta la coordinación en el deporte.
Patrones básicos de movimiento:
El movimiento representa una de las principales modalidades de respuesta del cerebro a los diferentes estímulos sensoriales que constantemente le llegan tanto desde el organismo como del exterior.
Tono muscular:
Contracción permanente, pero de grado variable, de todos los músculos del organismo y su evolución condiciona que el desarrollo psicomotor sea adecuado.
Control postural:
Conjunto de estructuras que se dirigen a mantener las relaciones del cuerpo consigo mismo, respecto al espacio y procurar posiciones que permitan una actividad definida y útil, que posibiliten los aprendizajes.
Equilibrio estático:
Proyecta el centro de gravedad del cuerpo dentro del área delimitada por los contornos externos de los pies. Con cierta importancia en el mundo deportivo, sobre todo en algún ejercicio de la gimnasia artística o de la escalada, se puede definir como la capacidad de mantener el cuerpo erguido o en cualquier posición estática, frente a la acción de la gravedad) y equilibrio dinámico (es el estado mediante el que la persona se mueve y durante este movimiento modifica constantemente su centro de gravedad y su sustentación).
Coordinación:
Tanto entre las diferentes partes del cuerpo como en el procesamiento óculo-manual.
Lateralidad:
Es la utilización preferente de ojo, oído, mano y pie (Portellano, 2005) y no sólo de la mano, como se entendía anteriormente. El cuerpo humano se organiza de forma contralateral, es decir, el ojo, el oído, la mano y el pie derechos, son controlados por el hemisferio izquierdo y por el contrario, el ojo, oído, mano y pie izquierdos, son controlados por el hemisferio derecho.
Cada hemisferio tiende a procesar la información de una forma diferente. El hemisferio izquierdo es práctico y concreto, analiza la información de forma secuencial. El hemisferio derecho se ocupa de información espacial, es intuitivo e influye en gran medida en la vida social.
Además, cada hemisferio está especializado para unas funciones concretas, como el lenguaje, que es controlado por el hemisferio izquierdo, o la organización espacial, que es controlado por el derecho (hay que tener en cuenta que las actividades cognitivas que desempeñamos los humanos, son altamente complejas, por lo que siempre se utilizarán ambos hemisferios aunque cada uno de ellos procese la información para la que está predispuesto y de la forma para la que está preparado).
Se ha observado que existe un número muy elevado de alumnos con algún problema en la lateralidad. Estos problemas pueden pasar desapercibidos, pero pueden dificultar el desarrollo de una actividad académica óptima al alumno, propiciando un sobreesfuerzo en muchos casos que puede desembocar en cansancio, abandono parcial o incluso total de sus responsabilidades escolares.
La lateralidad es una manifestación externa de la organización cerebral. Una mala lateralidad puede estar indicándonos problemas a nivel interno, que hay que tener en cuenta. Algunos de los signos que aparecen cuando existe algún problema de lateralización son los siguientes:
- Cambiar de mano en función de las actividades que se realicen
- Dificultades al escribir, con inversión de letras o números
- Lentitud al realizar las tareas escolares
- Dificultades lectoras
- Problemas de direccionalidad izquierda-derecha